¿Qué factores determinan estas diferencias individuales frente a la jubilación?
Estudios
recientes han mostrado que una buena salud y un estilo de vida activo
contribuyen a que las personas quieran seguir trabajando. Otro factor
relacionado positivamente con el deseo de seguir trabajando es la satisfacción
con el tipo de actividad profesional.
En definitiva,
los individuos que se sienten física y mentalmente bien en la etapa de la
jubilación son más vulnerables a vivir este período como algo forzado y no se
conocen bien las consecuencias que tiene el hecho de verse obligados a
abandonar la vida laboral. Varios estudios experimentales han demostrado que la
falta de actividad en la vejez puede influir negativamente sobre la salud y el
bienestar personal, hasta el punto de afectar incluso a la realización de las
actividades básicas de la vida diaria.
Al margen de los
aspectos sociales o políticos, sería conveniente considerar que la jubilación
es uno de los mayores cambios en la vida, y la transición a esa nueva etapa,
cuando se decide voluntariamente, podría evitar consecuencias personales
negativas.
Debido a la mayor longevidad de las personas, y a la vez su mejor
estado de salud, las personas mayores, podrían seguir realizando aquellas
actividades que les aportan satisfacción y para las cuales todavía se sienten
capacitadas.
Este punto debería hacernos reflexionar sobre el mejor momento
para jubilarse, especialmente en los países más desarrollados, donde la
esperanza de vida se ha incrementado de manera considerable y el mejor/peor
ajuste al trabajo no se tiene en cuenta a la hora de la jubilación. Esto implicaría mayores beneficios para las
personas mayores, menos deterioro cognitivo y una mejor percepción de la vida.
Juntos, estos tres aspectos son factores básicos del envejecimiento exitoso.
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