sábado, 6 de octubre de 2012

Jubilación: ¿Inicio de la vejez o liberación del estrés laboral?.


Una de las consecuencias del aumento de la esperanza de vida es que, con mayor frecuencia, la edad de jubilación está siendo disociada de la edad biológica. La edad que se toma como referencia para que a una persona se la defina «de edad avanzada» se sitúa habitualmente en torno a los 65 años. Esta discrepancia entre edad biológica y laboral hace que haya grandes diferencias individuales en la adaptación a la jubilación. Para algunas personas, ésta significa simplemente el final de la vida laboral, un nuevo papel en la sociedad y el comienzo de la vejez, mientras que para otras, es una liberación del estrés laboral.
 

¿Qué factores determinan estas diferencias individuales frente a la jubilación?

Estudios recientes han mostrado que una buena salud y un estilo de vida activo contribuyen a que las personas quieran seguir trabajando. Otro factor relacionado positivamente con el deseo de seguir trabajando es la satisfacción con el tipo de actividad profesional.
En definitiva, los individuos que se sienten física y mentalmente bien en la etapa de la jubilación son más vulnerables a vivir este período como algo forzado y no se conocen bien las consecuencias que tiene el hecho de verse obligados a abandonar la vida laboral. Varios estudios experimentales han demostrado que la falta de actividad en la vejez puede influir negativamente sobre la salud y el bienestar personal, hasta el punto de afectar incluso a la realización de las actividades básicas de la vida diaria.

Al margen de los aspectos sociales o políticos, sería conveniente considerar que la jubilación es uno de los mayores cambios en la vida, y la transición a esa nueva etapa, cuando se decide voluntariamente, podría evitar consecuencias personales negativas.
Debido a la mayor longevidad de las personas, y a la vez su mejor estado de salud, las personas mayores, podrían seguir realizando aquellas actividades que les aportan satisfacción y para las cuales todavía se sienten capacitadas.
Este punto debería hacernos reflexionar sobre el mejor momento para jubilarse, especialmente en los países más desarrollados, donde la esperanza de vida se ha incrementado de manera considerable y el mejor/peor ajuste al trabajo no se tiene en cuenta a la hora de la jubilación. Esto implicaría mayores beneficios para las personas mayores, menos deterioro cognitivo y una mejor percepción de la vida. Juntos, estos tres aspectos son factores básicos del envejecimiento exitoso.

 

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